A las 7:30h del día 23 de julio hemos formado una grupeta de doce magníficos para subir a Sierra Lújar.
Magníficos porque el ritmo ha sido muy bueno, el grupo ha ido muy compacto y todo el mundo sabía cual era su límite. Había que ir preparado y sabiendo hasta donde se podía llegar.
Como otros veranos, nos hemos reunido con amigos que ya conocen la subida y a otros, que no la conocían, se la hemos presentado.
Desde los 14 años de Fran, el más joven, hasta los 60 de Enrique, el veterano: hay sitio para muchos kilómetros, buenos ratos y anécdotas vividas sobre una bicicleta. Durante las más de cuatro horas que ha durado la aventura ha habido tiempo de sobra para contarlas.
La subida fue por Olías, la más corta, directa y bonita, el paisaje escarpado te sorprende kilómetro a kilómetro y aunque empieces a ir cansado el camino se hace agradable.
Pasado Olías, a media subida, con 800 mts de desnivel ya salvados, hicimos la primera parada para rellenar agua, en una fuentecilla natural cercana al paraje del Cortijo de Reguero.
El segundo reagrupamiento fue a 1100 mts, en el cruce donde se afronta la subida final. Allí cada uno puso su ritmo y subió como pudo los 8 últimos kilómetros al 10% de media.
En total, es una subida bastante dura, que nos llevó desde Castell de Ferro, situado al nivel del mar, hasta los 1852 m. Todo ello en poco más de 28 Km por la ruta más corta.
Hay tramos muy duros, por ejemplo, los últimos ocho kilómetros tienen un desnivel medio superior al 10%, y a falta de 2 Km. te encuentras un kilómetro al 13,5% de pendiente media,... ¡el remate!.
En los últimos kilómetros nos acompañó en moto nuestro compañero Emilio, atento a nosotros, por si necesitábamos algo. ¡Gracias por el apoyo, las fotos y los ánimos! ¡La próxima a pedales que tú puedes!
Para muchos ha sido algo inigualable alcanzar las últimas rampas de la gigantesca mole, la cual, desde niños nos parecía impresionante.
Cuando llegas a la cima te asalta la emoción si es tu primera vez. No obstante, no acaba aquí la aventura, quedan todavía otros casi treinta kilómetros de vibrante descenso, y por supuesto el "tercer tiempo".
Como otros veranos, nos hemos reunido con amigos que ya conocen la subida y a otros, que no la conocían, se la hemos presentado.
Desde los 14 años de Fran, el más joven, hasta los 60 de Enrique, el veterano: hay sitio para muchos kilómetros, buenos ratos y anécdotas vividas sobre una bicicleta. Durante las más de cuatro horas que ha durado la aventura ha habido tiempo de sobra para contarlas.
Pasado Olías, a media subida, con 800 mts de desnivel ya salvados, hicimos la primera parada para rellenar agua, en una fuentecilla natural cercana al paraje del Cortijo de Reguero.
El segundo reagrupamiento fue a 1100 mts, en el cruce donde se afronta la subida final. Allí cada uno puso su ritmo y subió como pudo los 8 últimos kilómetros al 10% de media.
En total, es una subida bastante dura, que nos llevó desde Castell de Ferro, situado al nivel del mar, hasta los 1852 m. Todo ello en poco más de 28 Km por la ruta más corta.
Hay tramos muy duros, por ejemplo, los últimos ocho kilómetros tienen un desnivel medio superior al 10%, y a falta de 2 Km. te encuentras un kilómetro al 13,5% de pendiente media,... ¡el remate!.
En los últimos kilómetros nos acompañó en moto nuestro compañero Emilio, atento a nosotros, por si necesitábamos algo. ¡Gracias por el apoyo, las fotos y los ánimos! ¡La próxima a pedales que tú puedes!
Para muchos ha sido algo inigualable alcanzar las últimas rampas de la gigantesca mole, la cual, desde niños nos parecía impresionante.
Cuando llegas a la cima te asalta la emoción si es tu primera vez. No obstante, no acaba aquí la aventura, quedan todavía otros casi treinta kilómetros de vibrante descenso, y por supuesto el "tercer tiempo".
Vídeo de la subida:
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